viernes, 15 de enero de 2010

Ego (Shampoo for men) vs. El champú rosadito

Si bien Ego en sus comerciales toca un buen punto al dirigirse a la parte racional de los hombres y presentarse como un champú que tiene las dos características que realmente nos llegan a importar: evitar la caspa y prevenir la caída del cabello; no entiendo porqué un hombre se cambiaria de champú y empezaría a usar un Shampoo for men.

Pregunto ¿Cuál es el problema con usar el champú rosadito? Recordemos que Ego sólo evita la caída y previene la caspa, mientras que el champú rosadito evita la caída, previene la caspa, deja rizos definidos, negros bien negros y el cabello olor a lavanda, que si las últimas tres no sirven para nada, ¡cierto!, pero son tres acciones más.

Otro punto a tratar sobre Ego es el precio, este cuesta $4.500 pesos, ahora ¿cuánto cuesta el champú rosadito? ¡no tengo la más mínima idea!, no tengo la necesidad de saberlo ¿Por qué? porque a diferencia de Ego, el cual voy a usar yo y por lo tanto me toca comprarlo de mi plata, el champú rosadito lo compra la mujer de la casa, sea hermana, mamá, novia, esposa etc., y al final quien resulta usándolo sin pagar un solo peso es usted, el verdadero hombre, el oportunista que se ha ganado las cosas no a punta de fuerza bruta y concursos de cerveza como el “hombre Ego”, sino sabiendo aprovechar las oportunidades que le da la vida y no gastando la plata en vano. Pongámoslo de una forma en la que todos entendamos más fácilmente usando una medida muy familiar para nosotros, $4.500, a $1.500 la cerveza son 3 cervezas que se dejo de tomar por comprar ese estúpido Shampoo for men que al final más que convertirse en un símbolo de masculinidad resulta siendo una muestra de vanidad.

¿No se pudo quedar con ese champú rosadito? el que le ha servido para quitarse la rasquiña producida por la mugre en el pelo durante todos estos años. NO, alguien le dice que salió el champú para hombres y como toda una niña sale orgullosa a comprarlo a la tienda. Concluyo diciendo que me quedo con mis rizos definidos y mi olor a lavanda, que me salen GRATIS; y el champú Ego y todos sus comerciales son ¡NOTORIA! y ¡ALTAMENTE! Hijueputas.


A continuación, una foto muy casual mía disfrutando un poco de lectura ligera mientras tomo una cerveza y disfruto de un buen habano con mi cabello abundante y libre de caspa no gracias a Ego.


viernes, 1 de enero de 2010

Altamente HP.

ALTAMENTE HIJUEPUTA.

En el bus. El conductor del vehículo hace la parada reglamentaria en el lugar establecido pero no espera más que unos pocos segundos, lo que inevitablemente genera inconformismo en los alterados transeúntes que no logran ingresar.

!HIJUEPUUTAAA¡¿Dónde aprendió a conducir? – dice un disgustado usuario del sistema masivo de transporte.

Lo anterior es solo uno de los contextos en que el conocido “hijueputazo” (exclamación de la vulgaridad “hijo de puta” o su contracción “hijueputa”) es empleado. Éste es, posiblemente, el insulto más recurrente en nuestro idioma. Los contextos en que esta palabra es usada son numerosos: partidos de futbol, instituciones académicas, bares de mala muerte y elegantes restaurantes de alcurnia, congregaciones religiosas, entre amigos y enemigos, contra el Papa y contra Bush, etc.

Llama la atención la poca efectividad del hijueputazo hoy en día. En el caso del pasajero del bus daría lo mismo exclamar ¡ESCRITOORIOOO! o ¡BOTEELLAAA! El efecto en el receptor del mensaje sería el mismo: NINGUNO. Por eso propongo el hijueputazo versión ultra-fortificada, el cual consiste en acompañar el clamor por cualquier palabra que intensifique su asertividad. Veamos algunos ejemplos de hijueputazos versión ultra-fortificada.

- Usted es ¡ALTAMENTE! hijueputa
- Su mamá es ¡NOTORIAMENTE! hijueputa
- Su religión se basa en dogmas ¡EMINENTEMENTE! Hijueputas
- Su familia es hijueputa a la ¡CUARENTAISIETEAVA! potencia.

Así que ya lo sabe, hijueputazo versión ultra-fortificada: el equivalente verbal de una patada en las güevas.


Este blog es ¡ALTAMENTE¡ hijueputa.