Ya comentaba como el presidente del
mundo Barack Hussein Obama II comenzó
su segundo mandato presidencial prometiendo que una década de guerras
terminaría. Pues no solo no hizo, al continuar con Afganistán e Irak, e intervenir
en Mali y Argelia, sino que emprendió una campaña mediática para justificar una
intervención de guerra en Siria. Su argumento es sencillo:
Después
de que el régimen matara a más de 100.000 personas y desplazar a cerca de 2’000.000
de sirios, rompiera todos los tratados internacionales y violara el derecho
internacional humanitario, el tiranuelo de turno Bashar Al Assad, ha “cruzado el
límite” al matar a 1500 desgraciados con “armas no convencionales” o “químicas”
como el gas pimienta.
No
discutiré el concepto de “armas químicas”, mismo que pareciera insinuar que la pólvora
no es un compuesto químico. Tampoco perderé tiempo en explicar porque es un “límite”
matar a 1500 con armas no convencionales y no matar a 100.000 con armas
convencionales. Solo diré que quienes critican al comité del premio nobel por haber
entregado el de paz a Obama se equivocan. Él ha hecho mucho por la paz mundial
o ¿quién sino él, actual presidente del mundo, ha cedido más territorio frente
a las peticiones de soluciones diplomáticas del vicepresidente del mundo y
proveedor de armas de Al Assad, Vladimir Putin? ¿quién sino él ha respetado la soberanía
siria al permitir que solucionen sus problemas como verdaderos hombres, esto es
violentamente?
Ser el
presidente del ejército más grande en la historia de la humanidad, pedir una
tercera intervención de guerra durante su mandato, ser premio nobel de paz y
dejarse derrotar por los argumentos de un ruso es ¡ALTAMENTE! hijueputa.