Cumpleaños: un año más viejos, un año más de fracasos y mediocridad, un año más de ganarle a la señora muerte, un año más de la misma rutina, un año más con Dwayne “The Rock” Johnson”, un año más para celebrar.
No se puede dejar pasar de manera desapercibida esta fecha tan especial. Lo primero es saber que cualquier celebración, grande o pequeña, se basa en los excesos: mucho de esto, arto de aquello, todo el tiempo acullá y por qué no una visita por allá. Seguidamente, un tiempo de calidad con las mujeres de la vida alegre; y no me refiero a nada indebido, sin duda alguna estoy hablando de las mujeres más inocentes que existen: monjas, enfermeras, maestras de guardería y porristas adolescentes (menores de edad).
Pero por sobre todo lo que un cumpleaños necesita para ser cumpleaños es el equivalente moderno de la antigua llamada de los tíos y los primos y los abuelos y los amigos; hoy en día cumpleaños que se respete es cumpleaños con felicitación en Facebook. Facebook es la materialización de los buenos sentimientos de nuestros allegados. Un verdadero amigo nos felicita en el muro, un familiar nos felicita en el muro, un conocido y un desconocido, nuestro comisionista de bolsa, Phil de mercadotecnia, los testigos de Jehova y nuestros peores enemigos, todos aquellos que nos aprecian dejarán un vacio y superficial mensaje en Facebook; porque lo importante no es el regalo, lo importante no es invertir tiempo con el festejado, lo importante no es construir una calidad amistad, lo único importante es un estúpido T.Q.M.
Dejar un insignificante mensaje de cumpleaños en Facebook es minúsculamente hijueputica a la potenciecita más chiquitina que hay: la batería de un carrito eléctrico.
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