Las
sociedades democráticas modernas se fundamentan en supuestos órdenes
constitucionales, divididos en tres ramas de poder y codicia, que supuestamente
se regulan, a saber: ejecutiva, legislativa y judicial. Claro está que ese tema
no es de mi incumbencia, ya que solo un ser incapaz de mirar y explicar a la
realidad críticamente se limitaría a reproducir, en tono de “conocedor” y “experto”,
estos reglamentos tan infinitos como inútiles. Es más, de no ser por su
inmerecida popularidad y toda la propaganda que de ellos se hace y con la cual
nos invaden, ni siquiera merecerían mí interés.
Por
el contrario, hoy me encargaré de resumir lo que indiscutiblemente debería
enseñarse en las escuelas: las verdaderas leyes que rigen a la humanidad.
1. Ley
de Murphy
Es
otra forma, una muy graciosa, de reírnos de los castigos que nos da el karma,
el mismísimo chiras, dios (cuando no está ocupado espiando a Monica Bellucci mientras
se cambia de ropa), el destino o como sea que quieran llamar a esa fuerza
misteriosa a la que no le es dado olvidar y que castiga con un 50% de
efectividad.
2. Ley
de Godwin
Esta
pieza del ingenio humano predice que en un análisis dialéctico de la
realidad una discusión de internet, la probabilidad de que se mencione en
una analogía a Hitler o a los Nazis, se acerca al ciento por ciento. Esto
quiere decir que, como toda buena película, un buen debate siempre termina con
el nacionalsocialismo.
3. Ley
de Linus
La
ley de Linus tiene dos partes: i) «Dado un número suficientemente elevado de
ojos, todos los errores se convierten en obvios»; y ii) «Alguien encuentra el
problema y otro lo resuelve».
En
otras palabras, siempre habrá alguien a la espera de la equivocación del
prójimo para restregarle, hasta la saciedad, su error.
4. Ley de Dwayne “The Rock” Johnson
A
mayor número de películas de Dwayne “The Rock” Johnson vistas, mayor es la probabilidad
de ser condenado al Infierno de los Latinos ¡Ay papi!
Creer
que el gobierno y el cumplimiento de la ley pueden arreglar algo, ya sea
democráticamente (a través de la compra y venta de votos) o manifestándose en
las calles (a través del vandalismo) es ¡ALTAMENTE! hijueputa.