miércoles, 31 de julio de 2013

Sobre la necesidad de las leyes



Las sociedades democráticas modernas se fundamentan en supuestos órdenes constitucionales, divididos en tres ramas de poder y codicia, que supuestamente se regulan, a saber: ejecutiva, legislativa y judicial. Claro está que ese tema no es de mi incumbencia, ya que solo un ser incapaz de mirar y explicar a la realidad críticamente se limitaría a reproducir, en tono de “conocedor” y “experto”, estos reglamentos tan infinitos como inútiles. Es más, de no ser por su inmerecida popularidad y toda la propaganda que de ellos se hace y con la cual nos invaden, ni siquiera merecerían mí interés.
Por el contrario, hoy me encargaré de resumir lo que indiscutiblemente debería enseñarse en las escuelas: las verdaderas leyes que rigen a la humanidad.

1.  Ley de Murphy
Es otra forma, una muy graciosa, de reírnos de los castigos que nos da el karma, el mismísimo chiras, dios (cuando no está ocupado espiando a Monica Bellucci mientras se cambia de ropa), el destino o como sea que quieran llamar a esa fuerza misteriosa a la que no le es dado olvidar y que castiga con un 50% de efectividad.
2.  Ley de Godwin
Esta pieza del ingenio humano predice que en un análisis dialéctico de la realidad una discusión de internet, la probabilidad de que se mencione en una analogía a Hitler o a los Nazis, se acerca al ciento por ciento. Esto quiere decir que, como toda buena película, un buen debate siempre termina con el nacionalsocialismo.
3.  Ley de Linus
La ley de Linus tiene dos partes: i) «Dado un número suficientemente elevado de ojos, todos los errores se convierten en obvios»; y ii) «Alguien encuentra el problema y otro lo resuelve».
En otras palabras, siempre habrá alguien a la espera de la equivocación del prójimo para restregarle, hasta la saciedad, su error.
4.  Ley de Dwayne “The Rock” Johnson
A mayor número de películas de Dwayne “The Rock” Johnson vistas, mayor es la probabilidad de ser condenado al Infierno de los Latinos ¡Ay papi!

Creer que el gobierno y el cumplimiento de la ley pueden arreglar algo, ya sea democráticamente (a través de la compra y venta de votos) o manifestándose en las calles (a través del vandalismo) es ¡ALTAMENTE! hijueputa.

lunes, 15 de julio de 2013

Pasiones humanas



La religión, la política, la guerra, los deportes, el amor, el odio, etc. todos ellos desatan grandes pasiones en los seres humanos. Algunas llevan a la destrucción y al caos, otras conducen a la locura colectiva. Sin embargo, ninguna es capaz de desatar tantas pasiones como McDonald’s. Ya sea que estemos a favor o en contra, en el momento que oímos una opinión diferente sobre la cadena de comidas rápidas, el simple parecer adquiere súbitamente el nivel de un dogma y como tal hay que defenderlo hasta las últimas consecuencias.

Primeramente, están los felices consumidores quienes alegres e inocentes visitan al payaso, amigo de todos, Ronald McDonald, con una única e inofensiva finalidad: saciar el hambre. Es un lugar con instalaciones amplias, precios justos, servicio veloz, una calidad que no cambia, higiene y un menú diverso que cambia y mejora al otorgar cada vez productos más sanos como jugos, frutas y ensaladas.

Por el contrario, están quienes, sin ser obligados a consumir hamburguesas, odian a la cadena, ya que al poseer un negocio exitoso a nivel mundial con un atractivo para cualquier cultura, ha relegado a sus restaurantes vegetarianos al fracaso absoluto. Además de asumir que las vacas y los pollos no solo no quieren ser comidos, sino que al no comer carne salvan a los animales.
Ser indiferente frente a los juguetes de la cajita feliz de McDonald’s es ¡ALTAMETNE! hijueputa.