jueves, 15 de septiembre de 2011

ONE BAMBI’S MOM PLEASE


¡Ahhhh! La mezcla de olor a parrillada junto a un Burdel, preferiblemente el de nuestra infancia, y las reuniones deportivas completan la santa trinidad de los encuentros masculinos, los de carácter no homosexual, valga la aclaración.

Este ritual, tan antiguo como la propia civilización, es la reafirmación de nuestro dominio sobre las cosas; de nuestra victoria final por sobre todo lo que camina, nada o vuela; es saber que con solo pedirlo podemos complacer a nuestro paladar con cuanta variedad de jugosa y tierna carne existe: vaca, pollo, conejo, cordero y en el caso de la carne molida y las salchichas, indigentes reformados.

Maravilloso como les digo es este ritual, pero infortunadamente todo en la vida, incluida la solemne parrillada tiene su némesis. Lo que para dios es el diablo y para el cine es Dwayne “The rock” Johnson, lo son para la parrillada este tipo de gente ojerosa de expresión enferma cuya piel cuelga de los huesos y que se paran orgullosos moviendo sus piojosas rastas mientras preguntan: (Nótese el tono acusatorio lleno de soberbia y arrogancia) “Disculpa, podrías servirme la alternativa vegetariana a la parrillada…”

Denominados popularmente como vegetarianos, o científicamente como zoofílicos, son la prueba viviente de la importancia de las proteínas para el desarrollo del cerebro pues su iniciativa se limita a no consumir animales. Creen que por dejar de comerse una vaca o un burro los están salvando a todos cuando es un hecho que por cada animal que ellos no se comen alguien (probablemente yo) se deleita con dos. Sostienen descaradamente que este acto inútil es meritorio de la admiración y felicitación de sus pares, pretendiendo además ser mejores que ustedes. Para colmo de males,  llegan a creer ser mejores que yo, que CASIUS MÁXIMUS ALTAMENTE H.P, cosa realmente risible.

Lamentablemente los excéntricos postulados de esta gente no terminan acá, pues no bastándoles con dejar de consumir carne la insultan asegurando tener alternativas vegetarianas de igual sabor. Los vegetales -afirman los defensores de los animales- no sufren, son indiferentes al dolor. ¿Cómo pueden ser iguales a la carne sin ese último grito de sufrimiento que es lo que le da su sabor característico? (muy parecido a las igualmente deliciosas lágrimas de huérfano para quien ha tenido el placer). Termino recordando lo que dios, el fetichista de los sacrificios animales, dijo: “Aquel que se abstenga de consumir carne es un homosexual declarado” (alguna parte entre Génesis 1:1 y Apocalipsis 22:21 estoy seguro).

Todo el que se denomina a si mismo vegetariano merece ir al infierno de las minorías homosexuales lleno de latinos “ay papi” y es ¡ALTAMENTE!  hijueputa.


jueves, 1 de septiembre de 2011

Niñez, dulce niñez.

La mejor época de la vida es la niñez: juego, inocencia, ausencia de responsabilidades. ¡BASURA! Un niño está, indistintamente, subyugado a las reglas de los padres o como me gusta llamarlos “idealizadores de burbujas”, la vida de un niño es mucho más que ir al colegio a tomar la siesta entre el desayuno y el almuerzo. El mundo 8-1 de Super Mario Bros. no es cosa fácil. Convencer a los padres de comprar la más reciente (llenar espacio con juguete sobrevalorado, obsoleto en un par de semanas) demanda sagacidad y manipulación. Seguirle la pista a la temporada 234 de los Power Rangers: poder Tsunami de los ornitorrincos ecológicos, requiere una memoria prodigiosa. Además de otra serie de tareas que debe cumplir un niño para conseguir lo que quiere.

Por el contrario, un pre-adolescente, un adolescente, un joven adulto, un adulto mayor o un adulto menor lo tienen todo. Nosotros los adultos somos libres para consumir drogas todos los días, tener sexo con supermodelos cuando queramos, usar armas contra los inmigrantes ilegales, tomar alcohol hasta el límite de perder la visión, ser miembros respetados de las Mafia, activistas del Ku Klux Klan, etc.

Lo anterior me lleva a proponer la ley universal de “SOY UN FRACASADO COMO ADULTO Y OCULTO MI HOMOSEXUALISMO LATENTE” la cual dice que: entre más nostálgico por la niñez (W) y más viejo (Y), menos la cantidad de logros (X), mayor el nivel de fracaso y ocultamiento del homosexualismo latente (Z).

Querer ser niño es ¡ALTAMETE! Hijueputa.